Inspiración: suelos para el vestíbulo
El suelo del recibidor es más que una simple superficie práctica: forma parte de la primera impresión que causa una vivienda. Con materiales tradicionales como los suelos de madera maciza de abeto y pino o los resistentes suelos de baldosas de Winckelman, crearás un ambiente atemporal que recuerda a las viviendas de principios de siglo.
Suelos de madera de abeto y pino: una tradición escandinava
En los hogares suecos, los suelos de madera de abeto y pino han sido la norma desde el siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XX. Estos suelos macizos se lijaban, se enjabonaban o se pintaban y, con el tiempo, adquirían una pátina natural que aún hoy se aprecia por su autenticidad.
Suelos de baldosas de Winckelmans: calidad francesa desde 1894
Para quienes deseaban un suelo más decorativo y resistente, el mosaico era una opción muy popular, especialmente en vestíbulos y entradas. El fabricante francés Winckelmans lleva desde finales del siglo XIX produciendo baldosas de mosaico sin esmaltar en cerámica de granito que combinan durabilidad con una estética clásica. Ya a principios del siglo XX, sus diseños geométricos adornaban los suelos de edificios públicos y hogares privados de toda Europa.
Un conjunto atemporal
Elegir suelos clásicos para el vestíbulo es vincularse a una larga tradición de materiales duraderos y calidad artesanal. Con madera maciza o baldosas con diseños históricos, obtendrá un suelo que no solo resistirá el desgaste diario, sino que también contribuirá a preservar y reforzar el estilo de principios de siglo en su hogar.