Historia del estilo ~ 1910-1920 Romanticismo nacional
Vivienda, iluminación, papel pintado y chimenea

Durante la década de 1910, tanto arquitectos como artistas comienzan a interesarse por primera vez por la decoración del hogar y por viviendas prácticas y bonitas para todas las clases sociales. La exposición sobre el hogar celebrada en 1917 en Liljevalchs, Estocolmo, cobra gran importancia y muestra cómo se pueden decorar de forma acogedora viviendas pequeñas con muebles económicos.

El desarrollo tecnológico continúa, entre otras cosas, con la luz eléctrica, que se convierte en estándar en la ciudad de piedra y en las villas más grandes. La calefacción central, los inodoros y los cuartos de baño en los apartamentos y villas más grandes contribuyen a un estándar de vivienda completamente nuevo. Las cocinas eléctricas y las aspiradoras son los nuevos avances tecnológicos de la década.

En los ambientes lujosos, la decoración está dominada por una visión romántica de la historia, inspirada en la época vikinga y la Edad Media. Esto se aprecia sobre todo en los paneles de madera pintados del techo, las paredes encaladas, los suelos de madera tosca y los muebles fijos rústicos en los profundos huecos de las ventanas y las escaleras. Se utiliza roble y caoba en la carpintería, pero una alternativa más económica es la madera de pino teñida de oscuro. Aunque se instala calefacción central en muchos lugares, se complementa con estufas de azulejos. En las viviendas grandes también se construyen chimeneas abiertas que recuerdan la convivencia de antaño alrededor del fuego.

Las paredes están decoradas con tejidos hechos a mano en colores vivos, a menudo con motivos nórdicos antiguos, y en los techos suelen encontrarse lámparas de araña forjadas a mano. En lo que respecta a los artículos de uso cotidiano, este estilo no ha tenido el mismo impacto que el Art Nouveau. 

En Estocolmo, solo alrededor del 20 % de los habitantes disponía de iluminación eléctrica en 1910. Sin embargo, en las entradas ligeramente retraídas de los edificios de viviendas múltiples solía colgar una lámpara eléctrica de hierro forjado y cristal. En la fachada de las villas se colocaba una luminaria de, por ejemplo, chapa de cobre con cristal prensado amarillo. Incluso los números de las calles podían equiparse con iluminación, ya fuera en la ventana superior sobre la puerta o como una lámpara de chapa de cobre en la fachada.

En interiores lujosos, las luminarias fijas con bombillas desnudas pueden instalarse en las esquinas de la sala e integrarse en la decoración.

Los cables eléctricos son externos y están hechos de cordones textiles trenzados que se fijan a aislantes de porcelana en techos y paredes. Los interruptores y enchufes son externos y suelen estar montados en placas de madera. En 1908 se patenta la baquelita, que rápidamente se hace popular en los productos eléctricos debido a su resistencia al calor y su buen poder aislante, además de ser más barata que la porcelana. En lo que respecta a los interruptores, la porcelana y la baquelita coexisten durante muchos años y son igualmente populares durante las primeras décadas del siglo XX. 

Durante la década de 1910, se hizo habitual teñir el latón para dar a las lámparas un aspecto más antiguo. Antes de la introducción de las bombillas de tungsteno en la década de 1910, las pantallas de cristal transparente eran las más comunes en las lámparas de techo y de pared. El cristal estaba tallado con motivos para refractar la luz y, en cierta medida, evitar el deslumbramiento. El patrón más habitual era el cuadriculado, a menudo con una estrella tallada en la parte inferior del cristal.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX, también se popularizó el vidrio soplado y burbujeante, conocido como cristal de cocodriloAntes de que se introdujeran las bombillas de tungsteno más potentes en la década de 1910, el cristal opalino solo se utilizaba en pantallas abiertas en las que se quería dirigir la luz, como por ejemplo en la pantalla opalina del zapatero. Con las bombillas más potentes surgió también la necesidad de difundir la luz sin deslumbrar, lo que se consigue mejor con el cristal opalino.

Durante la Primera Guerra Mundial, la moda de los papeles pintados cambia. Los papeles pintados con pequeños motivos florales se imponen ampliamente a partir de 1915 y crean un ambiente acogedor. Se lanzan al mercado motivos art déco a gran escala con contornos negros marcados y colores vivos, a menudo con motivos de aves. En los comedores de las viviendas lujosas siguen siendo populares los tapetes de gobelino oscuros, mientras que en los salones se eligen tapetes que imitan la seda brillante en colores claros. Para los dormitorios se eligen tapetes claros con motivos florales.

Como parte del ideal romántico nacional, se construyen chimeneas abiertas en las viviendas más grandes. Ahora que las casas suelen calentarse con calefacción central, ya no se necesitan las estufas de azulejos, por lo que se construyen chimeneas abiertas que crean un ambiente acogedor. La chimenea abierta recuerda a tiempos pasados, cuando la gente se reunía alrededor del fuego. Las chimeneas abiertas se colocan a menudo en el centro de la pared de un amplio vestíbulo o en una esquina del salón. La chimenea se diseña con un marco, ya sea enlucido o revestido de mármol.

Debido a la escasez de combustible durante los años de la guerra, la calefacción central se complementa en algunos casos con estufas de azulejos en las habitaciones más sencillas. Las estufas de azulejos del romanticismo nacional se diseñan tanto redondas como planas, con sencillas guirnaldas de flores en algunas partes de la estufa. También hay estufas de un solo color, en verde pálido o azul, con azulejos en relieve. Las estufas de azulejos en forma de caja con la parte superior cónica son una novedad.